sabiendo que este hombre “recto y apartado del mal” saldría doblemente bendecido. Dios mismo es el eje de la narración. Entra en escena Satanás pero siempre bajo el mando de Dios. El acusador, Satanás, sólo es el medio para ponerlo a prueba. Job responde bien en los capítulos 1 y 2, pero bajo la presión que Dios permite se va descubriendo su auto confianza, su orgullo y su propia justicia. Dios, como el cirujano por excelencia, permite que los amigos lo acusen, luego Eliú le da buen consejo, y al
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